El balance del primer año de gobierno no es muy favorable. Persiste la inseguridad, la crisis de movilidad, la contaminación y la escasez del agua
Por: Mario Alberto Palacios
En menos de un año, el nuevo Nuevo León de Samuel García Sepúlveda pasó de tener un amplio bono de confianza, al ahondamiento de crisis sociales, políticas y ambientales que llevaron al estado al riesgo de la ingobernabilidad.
Incluso, como nunca antes, en pocos meses creció el clamor de amplios sectores de la población a revocarle el puesto al mandatario, emergido de Movimiento Ciudadano, o exigir su renuncia al cargo.
García Sepúlveda se confrontó con los líderes del PAN y PRI en el Poder Legislativo, al igual que con empresarios del transporte; también con la Fiscalía General de Justicia.
A estas crisis hay que agregarle el viacrucis de cientos de miles de usuarios del transporte público y del Metro.
Con más de 800 homicidios violentos, entre ellos seis elementos de Fuerza Civil, la crisis de seguridad llevó a la renuncia anticipada de su secretario Aldo Fasci Zuazua, justificada por problemas de salud.
La crisis por los desaparecidos y feminicidios en la entidad llevó a la destitución de la primera secretaria estatal de la Mujer, Alicia Puente Leal, en medio de movilizaciones feministas.
De 223 días transcurridos de enero a agosto, la calidad del aire en la zona metropolitana de Monterrey fue reportada como mala en 146 días. Incluso, dejó de lado su ataque frontal a la refinería de Petróleos Mexicanos de Cadereyta Jiménez, a la que clausuró de manera simbólica y exigió su cierre cuando era Senador de la República.
En lo que es quizás su mayor fracaso es la estrategia para el suministro del agua potable a los nuevoleoneses, con aumento de tarifas pese a que la mayoría de las familias padecieron la falta del servicio por semanas y meses.
Samuel García sería rescatado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ordenó la ejecución del segundo acueducto de El Cuchillo cuando el gobernador y asesores lo rechazaron a principios del 2022.
En este su primer año, Samuel García cayó en despropósitos y abusos de poder al querer ordenar a la Fiscalía General de Justicia resolver a la brevedad diversos feminicidios y desapariciones de mujeres.
De igual forma, creó una crisis jurídica al desobedecer y hasta burlarse de recomendaciones de la Comisión Estatal de Derechos sobre el respeto a la intimidad de menores de edad bajo resguardo del DIF estatal, a los que publicita en sus redes sociales.
Un descalabro más: su campaña en contra la corrupción de la Vieja Política no ha llevado a ningún exfuncionario estatal ante un juez, mucho menos a la cárcel.
Y el único que permaneció recluido por un par de meses en el penal de Apodaca II, el exgobernador Jaime Rodríguez Calderón, salió a seguir su proceso legal desde un arresto domiciliario.
Con este saldo negativo, Samuel García empezará a partir del 5 de octubre su segundo año de gobierno, donde prevalecerán promesas incumplidas.
La inmadurez, falta de experiencia, la ineficiencia de sus colaboradores, pero sobre todo su afán protagónico, entramparon su accionar durante el primer año de gestión constitucional.
