07/05/2024
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Resiliencia

Profesión Payaso: Rescatar la inocencia de los de los niños

Con 50 años de carrera provocando sonrisas al público infantil, Arturo Mendoza reconoce que hoy en día el gran reto que enfrenta es con la tecnología.

Por: Guadalupe Meza      

Siendo un niño de apenas ocho años de edad, Arturo Mendoza Coronado nunca imaginó que su esmero en cuidar a sus hermanos más pequeños serían los primeros pasos que lo llevarían a convertirse en Duglin.

Así nació su afición, cuando su madre tenía que salir a consultas se quedaba al cuidado de sus hermanos y se divertían viendo a Pipo en la televisión en blanco y negro.

El pequeño Arturo jugaba a imitar a Pipo, se pintaba la cara y hacía concursos saliendo del escenario que construía con dos sillas y una toalla.

Se corrió la voz y sus vecinos empezaron a visitarlo para ver el show, en su casa de la colonia Independencia.

Cuando tenía nueve años quería conocer a Pipo, por lo que él y un amigo se fueron caminando por la calle Cuauhtémoc guiados por la antena de la televisora hasta llegar al entonces Canal 3.

Entraron por el portón lateral directo al estudio y una vez acomodados su realidad se transformó.

“La magia empezó cuando encendieron la luz del estudio y sale Pipo a colores, me quedé impactado por la peluca color naranja, todo su traje colorido y cuando llegó Pipo a saludar de mano a uno por uno me impactó cuando tocó mi turno”.

Pasaron los años y el 23 de marzo de 1973, Arturo Mendoza inició su carrera artística con el nombre de Duglin.

Acompañado de su muñeco Tito ha recorrido los canales locales 12, 3, 28 y 53 junto a figuras como Los Vips, Romel, Juan Pestañas, Lázaro Salazar, Globito y, por supuesto, Pipo.

El gran reto es la Tecnología

Los niños siguen siendo los mismos, el mundo es el que ha cambiado. Los niños tienen contacto con otras herramientas, el acceso a internet, a las plataformas, les da otros conocimientos y los han sacado de la inocencia a una realidad muy cruda.

“Les he dicho a los compañeros, no subestimen a los niños, no hagan su shows a base de ellos, no les pongan sobrenombres, no manejar doble sentido, porque les ponen sobrenombres y se le queda como apodo, el niño crece con una frustración, y el payaso tiene que entender que, aunque sea un personaje  infantil, es un comunicador y el poder de un micrófono es una gran responsabilidad”.

La pausa del Covid

El covid-19 marcó una diferencia en la conciencia de todos, aprendimos a valorar lo que teníamos y a conocernos realmente porque nos obligó a convivir con la familia pero a los niños los aisló, les detuvo el aprendizaje y la socialización.

En muchos de los casos el teléfono celular y las tablet, con plataformas, fueron los compañeros de los niños, el aislamiento los hizo que se refugiaran en eso.

“Cuando inicié nuevamente los shows en vivo empezamos los protocolos y teníamos que invitarlos a que empezaran a participar en concursos, en dinámicas de confianza, de juegos y motivamos con algún premio, con algún regalo”.

Duglin asegura que la profesión del payaso se basa en la importancia de la comunicación con los niños para seguir aprendiendo de ellos, como lo ha hecho en 50 años de carrera,

“50 años con niños me han enseñado de su honestidad, todos deberíamos de aprender de ellos, un niño es una persona sincera que no disfraza querer quedar bien con la sociedad, me han enseñado a seguir con el humor blanco porque nunca ofende”.

“La principal competencia que tenemos es la tecnología, ya el niño está muy enfrascado en las páginas y las plataformas, hay unas muy buenas que son educativas pero hay otras que los llevan a lugares que no son para su edad”, concluyó Arturo Mendoza Coronado.

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