Por Raquel Romero
Las probabilidades de que el candidato Donald Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos son muy altas, y al parecer es lo que desea el electorado nacional estadounidense. Pero ¿qué le espera a la migración de Centroamérica, Sudamérica e incluso a la propia migración mexicana si gana Donald Trump? Debemos recordar que estamos en plena campaña electoral, y en este periodo todos los candidatos y candidatas prometen el cielo y la tierra, pero cuando llegan a la realidad del ejercicio presidencial, la intensidad de las promesas de campaña disminuye, porque no es lo mismo prometer que enfrentar la realidad.
Evidentemente, Donald Trump está apelando al nacionalismo puro, que es su voto duro, mejor dicho, durísimo, y que necesita garantizar con un discurso xenófobo y agresivo hacia las personas que buscan ingresar a Estados Unidos, ya sea de forma legal o ilegal. Desde México hasta la Patagonia, existe un gran temor por las acciones que podría emprender un posible gobierno de Trump durante cuatro años, sin ofrecer ninguna facilidad a quienes tengan la intención de quedarse en Estados Unidos.
Pero del dicho al hecho hay un gran trecho. Trump, durante su presidencia de 2016 a 2020, aseguró que estaría listo el muro más grande del mundo, que cubriría los 3,152 km desde Tijuana hasta la desembocadura del Río Bravo en Matamoros, Tamaulipas. Sin embargo, en la realidad solo se construyó un tramo de 900 km. Esto nos lleva a concluir que los hechos hablan más que mil palabras: los discursos soportan todas las promesas, pero hacerlas realidad es otra cosa.
Sin embargo, debemos ser cautelosos y analizar cómo se desarrollarán las campañas presidenciales en Estados Unidos. Habrá que estar atentos a ese día tan esperado de las elecciones el próximo 5 de noviembre; entonces conoceremos quién estará al frente del país que alberga a millones de personas migrantes de múltiples nacionalidades.
Lo que sí es una realidad es que, si la migración irregular tuviera la oportunidad de regularizarse y obtener documentos que les permitieran acceder a un empleo, podría generar grandes cantidades de contribuciones en beneficio del país que los recibe. Así lo demostró el análisis del Institute on Taxation and Economic Policy (ITEP, por sus siglas en inglés) con sede en Washington, que reveló que las personas migrantes irregulares en Estados Unidos pagaron en 2022 unos 96 mil 700 millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales. El mismo instituto revela que, si a las personas migrantes irregulares se les brindara la oportunidad de obtener un documento que los autorice a trabajar, su contribución incrementaría a 136 mil 900 millones de dólares por año. Desde esta perspectiva, Trump podría reconsiderar su postura, ya que los números no son nada despreciables. Además, una migración ordenada es más beneficiosa en términos de seguridad nacional que mantener en el anonimato a quienes están dentro del territorio estadounidense.
Y la misma fórmula aplica para otros países receptores de personas migrantes: la contribución tributaria es alta para los países que abren sus puertas de manera ordenada y segura a la población que huye de sus países o que simplemente busca mejores opciones de vida.