11 marzo, 2025
Av. Lázaro Cárdenas, Oriente 4600, Las Torres, 64930 Monterrey, N.L.
Opinión

Reflexiones de Ana Delia García sobre el 8M

Por Ana Delia García Garza

En este 2025 conmemoramos un año más de lo que la ONU estableció desde el 8 de marzo de 1975 como el Día Internacional de la Mujer. En esa fecha se desarrolla la primera Asamblea Internacional que plantea todos los temas asociados a la vida de las mujeres, buscando generar una agenda común que permita visibilizar las problemáticas fundamentales por las que atraviesan. El punto central que llama la atención en el espacio de la Organización de las Naciones Unidas es justamente reconocer la necesidad urgente de trabajar por la igualdad de género, dado que las desigualdades históricamente han sido evidentes y han instalado a casi más de la mitad de la población mundial en espacios de extrema vulnerabilidad. Sin duda, hombres y mujeres somos diferentes en los aspectos biológicos y nos condicionamos psicológica y físicamente de forma distinta, lo cual se observa de modo orgánico en la manera de conducirnos dentro de las estructuras sociales.

La palanca de valor en esta reflexión es enfocarnos en el hecho de que las diferencias no den lugar a desigualdades.

Es así como se plantea la necesidad de trabajar por la igualdad de género en los siguientes aspectos:

  • Para acabar con las múltiples formas de violencia que aquejan principalmente a las mujeres.
  • Para promover el acceso a la educación, la salud, la seguridad, los recursos económicos y el reparto de los cuidados.
  • Impulsar la participación igualitaria en la vida política (paridad).
  • Y aminorar la brecha salarial alentando la igualdad de oportunidades.

Sin duda, estamos comentando problemas milenarios, dado que por varios siglos se reconoce el estatus preponderante del patriarcado, pero como suele decirse, “nunca es tarde” para celebrar algún avance que permita que se geste una sociedad más igualitaria. En este sentido, la ONU Mujeres, el 2 de julio de 2010, decide inaugurar una oficina encargada de acelerar el progreso sobre la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Las deudas históricas empiezan a resarcirse.

Desde 1908, las mujeres en Nueva York se unen para llevar a cabo una marcha solicitando mejores condiciones para el desempeño de su trabajo. Las mujeres, al salir de sus hogares para trabajar en la industria, se ven expuestas a la denominada “doble jornada” y a horarios de, en algunos casos, más de 12 horas de trabajo continuo en las fábricas, lo cual deterioraba su salud. En 1910, la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague, encabezada por Clara Zetkin, sugiere establecer una fecha especial para conmemorar un Día de la Mujer a nivel global, sin que la idea fructificara. En 1911, un 25 de marzo, se incendia la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, donde mueren más de 140 costureras que trabajaban en condiciones ínfimas en la ciudad de Nueva York. En 1913, las mujeres se unen para protestar por el derecho al voto y mejores condiciones laborales en Estados Unidos, y la fecha simbólica que, a mi parecer, marca un punto de inflexión en la asignación del Día Internacional de la Mujer es cuando, en 1917, las mujeres rusas exigen públicamente sus derechos y se da la caída del zar Nicolás II, un 8 de marzo.

Ciertamente, aún queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres; la labor no termina.

X