21 noviembre, 2024
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Delfín Uncategorized

Nos alcanzó el futuro

Si no se detiene el crecimiento de Monterrey, cosa que debemos hacer, tendrá que llegarse a eso, (traer el agua del Río Pánuco), pero es muy lejos y muy caro”, dijo el exgobernador, Alfonso Martínez Domínguez al periodista, Gilberto Marcos Handall, en el programa Foro, en el año 1983.

¡Viejo Brujo, ¡Don Alfonso; ¡Nunca hubo políticas ni programas para detener el crecimiento poblacional! Y hoy en día, a los gobiernos parece no importarles que seamos muchos.

Y Ahora, bajo el proyecto denominado, Monterrey VI, traerse el agua, a través de un acueducto de 372 kilómetros hasta la presa Cerro Prieto, es una alternativa a la crisis del Agua en Nuevo León. Incluso para algunos expertos, representa la opción más viable, pues traería 473 millones de metros cúbicos al año; garantizando un abasto hasta por 50 años.

Aunque el gobernador, Samuel García, había rechazado el proyecto Monterrey VI, por estar plagado de irregularidades y corrupción, hoy lo ve como posible solución, siempre y cuando, dijo, “se plantee como obra regional, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, incluso Texas, lo que garantizaría el financiamiento”.

El propio gobierno naranja, ha puesto sobre la mesa otra solución al problema hídrico en la entidad, como lo es la perforación de alrededor de 50 pozos en el área metropolitana, lo que aportarían alrededor de mil litros de agua por segundo.

Versiones van y vienen, del proyecto Monterrey VI, dicen que no tiene viabilidad financiera; y de la extracción del agua del subsuelo, sería un tentempié.

Predominan, dudas, zozobra, desconfianza, polarizaciones y rechazos, lo cierto es que ahí están dos alternativas a la solución de la sequía estructural que nos espera.

Lo único cierto y seguro es que toda la sociedad neoleonesa debe estar unida, construyendo una visión común para encontrar una solución, no a corto plazo, sino a largo plazo y asegurar el abastecimiento de agua para los próximos 50 años.

Más nos vale que los políticos hagan a un lado los intereses de poder y se pongan de acuerdo con los actores sociales, académicos y económicos para evitar una catástrofe quizá hasta ahora impensable.

“No es momento de buscar culpables, ni de dividirnos como sociedad, la crisis del agua, nos debe unir a los neoleoneses y que cada sector, desde su trinchera, haga lo que le corresponde”.
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