Mario Alberto Palacios
Al considerar que el desarrollo tecnológico y una redistribución del gasto en armas de las potencias mundiales podrían sentar las bases para una paz mundial, empresarios, políticos y activistas sociales hicieron un llamado a los jefes de Estado para garantizar un mejor futuro para la Humanidad.
En el marco del XIX Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz que se celebra en Monterrey, los participantes en el panel “Arquitectura de Paz Global”, coincidieron en que, como nunca en la historia, se cuenta con los recursos y la tecnología para alimentar a toda la población y brindarle los mejores niveles de vida. Sin embargo, más de la mitad de la riqueza mundial se dedica a la fabricación de armas, incluidas las de destrucción masiva, como las nucleares.
El economista Jeffrey Sauce expuso el caso de Israel, país que pese a existir sentencias de la Corte Penal Internacional, sigue atacando indiscriminadamente a la población civil en los territorios ocupados de Palestina, respaldado política y militarmente por Estados Unidos, en un caso claro de abuso de poder.
Shirin Ebadi señaló a su vez que los actuales conflictos armados en diversas regiones del planeta requieren la intervención de mediadores entre los bandos, con el fin de lograr acuerdos permanentes que protejan a la población civil y les brinde la oportunidad de un desarrollo social armónico.
Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, enfatizó en las posibilidades de que haya un cambio de paradigmas por parte de las grandes potencias mundiales, dado que existe un desarrollo económico y tecnológico que podría atender las graves diferencias entre países pobres y países ricos.
Arias insistió en que el gasto incalculable en la fabricación de armamento y la existencia de ejércitos de cientos de miles de soldados podrían ser canalizado hacia los sectores de salud, educación y alimentación.
El empresario mexicano Carlos Slim hizo una revisión histórica de la humanidad y los conflictos bélicos asociados al control de la producción de alimentos, territorios y riquezas naturales.
Al referir que los avances científicos y tecnológicos de la actualidad, destacó que, si son bien enfocados y dirigidos por gobiernos y el sector privado, pueden sentar las bases para una arquitectura de paz duradera.
Reconoció el papel del progreso, la estabilidad económica, el estado de derecho y la educación para consolidar una paz sostenible.