Por Paulo Cuéllar
A los 100 años, Diane Friedman ha logrado lo que pocos imaginarían posible. Mientras muchos buscan una vida tranquila en la vejez, Diane sigue alcanzando nuevas metas y desafiando los límites de su cuerpo en el atletismo.
Esta mujer extraordinaria ha roto récords mundiales y nacionales en diversas categorías de velocidad, conquistando las pistas de atletismo con una energía que inspira a personas de todas las edades.
Diane, originaria de Lyndhurst, Nueva Jersey, no comenzó a competir hasta los 70 años y, en sus 90, empezó a romper récords mundiales en las pruebas de cien, 200 y 400 metros, tanto en pista cubierta como al aire libre.
Actualmente, sostiene múltiples récords en estas categorías y otros en la categoría de 95 a 99 años en los 60 y 200 metros.
Su dedicación al deporte y su enfoque constante hacia la superación la han convertido en un ejemplo de perseverancia y vitalidad, demostrando que la edad es solo un número.
En sus años de entrenamiento, Diane ha trabajado codo a codo con su entrenador Bruce Sherman, quien ha sido fundamental en su recorrido atlético.
ACTIVA Y CONECTADA
Este vínculo no solo ha forjado una amistad duradera, sino que también le ha permitido a Diane mantenerse activa y conectada, especialmente durante los años de pandemia, cuando la mayoría de las personas de su edad enfrentaban aislamiento.
En lugar de verse limitada por las circunstancias, Diane y su entrenador adaptaron su rutina de entrenamientos, lo que le permitió seguir compitiendo y rompiendo barreras.
La historia de Diane va más allá de las pistas. Su tenacidad y valentía desafían la percepción de la vejez, y su éxito envía un mensaje claro: nunca es demasiado tarde para empezar a perseguir nuestros sueños.
Su ejemplo invita a las personas a cuidar su salud, a mantenerse activas y a vivir cada día con propósito.
En un mundo que a menudo ve la vejez como una etapa de retiro y limitaciones, Diane Friedman se ha convertido en un símbolo de esperanza y vitalidad, inspirando a muchos a redescubrir el potencial que yace en cada etapa de la vida.
El legado de Diane Friedman no son solo sus récords, sino también el poderoso mensaje de que el espíritu humano es inquebrantable, y que cada día ofrece una nueva oportunidad para superarnos.