Nadie es culpable, aún
Por Mario Alberto Palacios
Con un expediente de más de seis mil fojas, 200 interrogatorios, decenas de cateos a un motel y viviendas, más tres autopsias de expertos locales, nacionales e internacionales, el feminicidio de la joven Debanhi Escobar Bazaldúa sigue sin ser esclarecido.
A casi dos años de ocurrido este crimen en el motel Nueva Castilla del municipio de General Escobedo, ni la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador y su promesa de llegar a la verdad absoluta, no hay ningún detenido, ni indicios de él o los responsables.
Nadie supo. Nadie vio nada. Nadie es culpable.
Graciela Buchanan, titular de la Secretaría estatal de la Mujer considera que el desaseo e irregularidades que rodearon el caso avivaron la desconfianza e incertidumbre de la sociedad, principalmente de las mujeres, quienes incluso si se llegasen a presentar al o los homicidas, no creerán en el resultado.
“La carencia de una metodología en la investigación y un análisis serio de los hechos y evidencias, complicaron y alargaron la resolución del caso (…) mientras más te tardes la evidencia se va diluyendo, comentó.
Teorías y complots fueron y vinieron, desde una red de trata de blancas, actividades ligadas al narcotráfico, hasta la presunción de que funcionarios y políticos participaron en la muerte de la joven de 18 años.
Lo único concreto fue la renuncia del fiscal Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez y la destitución de dos fiscales especializados, uno en Desaparición de Personas y otro en Secuestros, junto con una docena de elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones por entorpecer las indagatorias y actos de corrupción en torno al caso.
Sin embargo, solo fueron indiciadas de manera indirecta por la muerte de Debanhi dos empleadas del motel que se negaron a proporcionar videograbaciones.
La exmagistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia reconoce que en la mayoría de los delitos cometidos contra mujeres no se pueden saber con certeza, hasta después de mucho tiempo, qué fue lo que en realidad pasó, salvo que se encuentre en flagrancia al victimario y la víctima.
“El problema aquí es que ha habido resultados diferenciados que nos sentimos como sociedad, y yo como mujer y como representante de las mujeres, frustrada de no saber a quién creerle”, destacó.
En el caso, también intervino la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal y la Fiscalía General de la República, quien atrajo el caso por órdenes presidenciales, pero tampoco fructificó.