Por Nohemí López
Los hábitos de vida desde la infancia tienen un impacto decisivo en la salud a largo plazo, incluyendo la reducción del riesgo de padecer enfermedades graves como el cáncer.
La promoción de una alimentación equilibrada y una vida activa desde edades tempranas es clave para prevenir esta enfermedad, según la Dra. Denisse Bretel, cirujano oncóloga de mama en Auna.
“Los hábitos y exposiciones a los que un niño está sujeto desde su infancia pueden influir de manera decisiva en su salud a largo plazo”, afirmó la especialista.
El sobrepeso y la obesidad en la niñez han sido identificados como factores de riesgo significativos para el desarrollo de cáncer en la adultez.
Un estudio reciente reveló un aumento de casos de cáncer en personas jóvenes, particularmente en el rango de 25 a 49 años. Los tipos de cáncer con mayor incidencia incluyen el de colon, recto, riñón, vesícula biliar, páncreas y mama, relacionados con el sobrepeso en edades tempranas.
En este contexto, es fundamental que las familias fomenten una alimentación saludable y estilos de vida activos.
En América Latina, más de 4 millones de niños menores de cinco años padecen sobrepeso, según UNICEF, lo que podría incrementar significativamente las tasas de cáncer en la región en el futuro.
En México, más de 14 mil personas menores de 30 años fueron diagnosticadas con cáncer en 2022, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Estas cifras subrayan la urgencia de adoptar medidas preventivas desde la infancia para frenar esta tendencia.
El estudio hace un llamado a priorizar los hábitos saludables como un factor crucial para mitigar el riesgo de enfermedades crónicas, como el cáncer, y proteger la salud de las futuras generaciones.