Las mujeres ya hemos demostrado que somos un pilar del presente y del futuro, además, capacidad para alcanzar el poder económico, político y social; sabemos que es un largo andamiaje y doble esfuerzo frente una sociedad machista.
Sigue de pie nuestra insurgencia argumentativa, social, polítca y pacífica para romper las barreras de las brechas de género que existe en el acceso a las oportunidades, sin embargo, hemos avanzado, como sociedad, se han generado logros normativos y jurídicos para asentar un legado de liderazgo femenino en las futuras generaciones.
Ha llegado el momento de probar que la diversidad es un valor y crea ventaja competitiva porque no basta con una política de inclusión, se requiere que, como mujeres, demostremos, no solo capacidad, sino también resultados; hagamos saber que valió la pena luchar por la igualdad, la equidad, la inclusión, la paridad de género y respeto a los derechos humanos de los grupos vulnerables. Es tiempo de rendición de cuentas de las mujeres que tenemos la oportunidad de dirigir personas y organizaciones. Toda esta década de lucha, esfuerzo y sacrificio por el reconocimiento de una política inclusiva, ahora necesita procesos de transformación y de incidencia cultural.
Las mujeres ya no queremos ser víctimas, hay que sepultar la victimización y alcanzar el reconocimiento social.
Hagamos el compromiso de delegar a nuevas generaciones la continuidad de ser mujeres líderes que concretan resultados, procurando el equilibrio para robustecer las organizaciones y evitar se vuelva monolíticas. Mujer, cree en ti…
